Jung hablaba de sincronías. ¿Habría acertado? Desde luego, hay hechos que estremecen. En menos de un día, dos amigos envían dos enlaces interesantísimos. Los dos sobre el mismo tema. Tauromaquia. Un enlace es una encuesta, el otro, un vídeo.
Los dos muestran una postura radicalmente contraria a las corridas de toros. En la encuesta, el resultado en contra es abrumador. En el vídeo, se muestran las más aberrantes maneras de torturar a estos animales. Naturalmente, el debate acerca de si debe o no debe ser prohibida la tauromaquia nace por sí mismo. ¿Qué hay detrás de esto? ¿Son válidas estas fuentes?
No, no lo son. En las encuestas siempre hemos de tener en cuenta qué dice lo políticamente correcto. Del mismo modo antes de las elecciones las diferencias entre derechas e izquierdas, a favor de las últimas, son mayores en la encuestas que en los resultados electorales. Ser de izquierdas es ser progresista, moderno, racional y solidario. Ser de derechas, todo lo contrario, es ser retrógrado. La gente se avergüenza de ser de derechas, pese a votar al partido X. La misma forma de ser imbécil se da en este tipo de encuestas. El que está a favor del arte del toreo se ve aplastado por las acusaciones vertidas por la corrección política (antes pensamiento único). No respetan los derechos de los animales, disfrutan del ensañamiento con un pobre toro, torturan al bicho en nombre de un crudelísimo arte. Gracias a esto, los que están a favor del toreo no expresan su punto de vista. Se trata, en el fondo, de no establecer batalla racional alguna. La única fundamentación lógica que se da en este tipo de disputas es el excelente y utilísimo pues tú más. No se pone peso en la balanza, no se discute, porque cada uno tiene su opinión. Lo único que vale es el insulto infantil. Si Heráclito y Parménides levantaran la cabeza...
El vídeo muestra la forma de torturar a los animales que permanece oculta. Sin embargo, esta fuente tampoco es fiable. Utiliza un modo de persuasión retórica llamado pathos, que consiste en atacar directamente a los sentimientos de la gente. ¡Pobres animalitos! Si uno observa los comentarios en este vídeo, sólo encontrará eso, pathos. Por otra parte, no todos los toros son drogados hasta la ebriedad, ni torturados hasta el llanto. Los hay que mueren incluso con cierta dignidad (la poca que se puede tener con unas cuantas lanzas clavadas en el lombo), y, pese a todo, no son tan graves ni tan duros los palios de su integridad física. Tenemos, pues, una verdad a medias y pathos por doquier. No nos ayuda a formarnos una idea al respecto. ¿Qué está en juego con este tema? ¿Dónde podemos encuadrar el problema? En caso de tener algún sitio, la tauromaquia lo tiene en una hipotética cultura española.
¿Sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de cultura? Con sabemos no me refiero a todo el mundo. Me refiero a la gente que piensa algo más allá de la superficie de la realidad. ¿Qué es cultura?
Cultura viene de la palabra agricultura, el cultivo del agro, del campo. Esto es, el tratamiento que recibe el campo para que sus productos crezcan en condiciones idóneas. Trasladándolo al campo de la antropología, cultura es el conjunto de, vamos a decir de momento, sustancias culturales, que un conjunto de individuos (sujetos de esa cultura) que podemos denominar población, recibe para su idónea convivencia en sociedad. Es importante definir toda esta serie de conceptos porque, como decía Ortega, nos va la vida en ello. Tan nos va la vida en ello que se nos ha ido ya.
Las sustancias culturales son aquel conjunto de conocimientos teóricos y prácticos (unidos de la mano) que hemos de aprender para poder tener una adecuada relación con nuestro medio, la sociedad. Es una concepción muy socrática de la cultura, en la que ser virtuoso es saber hacer zapatos y hacer buenos zapatos. De este modo, el Dios aristotélico que piensa sobre el pensamiento no tiene cultura, porque no existe en su sabiduría praxis posible. De la misma manera, un simio no tiene cultura (humana), pues aunque tiene ciertos conocimientos prácticos carece de capacidad reflexiva sobre esto.
Y eso de idónea convivencia, ¿qué es? Idónea convivencia es la posibilidad de desarrollo infinito personal y colectivo. Por eso la Filosofía pertenece a la cultura, o la Historia, o el Arte, o la Ciencia. Por eso el ocio pertenece a la cultura. El fútbol es parte de la cultura española, y no lo es de la estadounidense, por ejemplo. ¿Puede la tauromaquia ser considerada parte de la cultura española? Como dijo el filósofo de finales del siglo XIX Jack el Destripador, vayamos por partes.
Si hablamos de cultura española, nos estamos refiriendo a un grupo de personas X, con la característica de ser españoles. Por lo tanto, se ha de encontrar un cultivo del toreo en cualquier subconjunto del grupo X. Vayamos a Cataluña. Vayamos a Galicia. No hay tal cultivo. Sí se cultiva, por ejemplo, en Castilla, Andalucía o Extremadura. Esto es, a subculturas. ¿Justifican las subculturas el arte del toreo? No, si bien este ayuda a diferenciar entre tales subculturas. En México, por ejemplo, también se practica bastante el toreo. ¿Se puede hablar entonces de una cultura taurina? El toreo, en este caso, sería, como he dicho antes, una sustancia cultural esencial que ayudaría a desarrollar unos niveles de convivencia idóneos. ¿A qué conjunto afectaría? Parece que a los toreros y a los aficionados. La convivencia entre ellos se da a nivel de idolatría o admiración de los aficionados hacia los toreros. Aceptemos esto.
Cultura, en sentido actual, es una idea cuyo germen está en el idealismo alemán, y cobra fuerza en el Kulturkampf o lucha por la cultura del II Reich de Otto Von Bismarck. Esta cultura es el justificante del nacionalismo alemán, ya que cultura es el Volkgeist o Espíritu del Pueblo. Este Volkgeist que sopla a través de la cultura alemana hace necesaria la independenia de Alemania del resto de Estados-Nación. ¿Podría existir un país Tauromaquia? De ninguna manera. El Espíritu del Pueblo afecta a todos por igual, y no se funda en la idolatría de un conjunto de personas a otro. De esta manera, no se habla de cultura cristiana, sino de civilización cristiana, idea universalista. Por otra parte, en este caso la idea de cultura del toreo sería una idea emanantista, en la que la cultura sale del toro. ¿Cómo de un ser que no tiene una cualidad puede manar tal cualidad? El que defiende la cultura taurina, está defendiendo que un toro tiene cultura humana. Parménides le llamaría errante bicéfalo.
Por lo tanto, no se puede justificar el toreo como parte de una cultura, pues no se encuadra dentro de ella. El que quiera defender al arte taurino, que sepa que tiene que redefinir su posición dentro de un entramado de conceptos. Han de saber si es un arte, si es un deporte, si es una filosofía... Si yo tuviera que encuadrarlo dentro de un campo, sería el de la mitología. Sería un mito muy parecido al de Teseo, en el que el héroe entra en un laberinto (el ruedo) para matar al minotauro. Ha de saber el que defienda la tauromaquia que está diciendo que la mitología forma parte de la cultura. ¿Se puede sostener esto? Y los que critiquen al toreo, tienen que contextualizar, concretar y ser claros. Hablan de derechos de los animales, dignidad, etcétera, sin saber de qué están hablando.
No me posiciono. La intención de este artículo no es exhortativa, sino analítica y crítica. Sólo sabiendo de qué hablamos podemos hablar bien y alcanzar la virtud. Lo mismo que el zapatero socrático.